En un rincón olvidado del bosque, donde la luz apenas roza el suelo, habitan dos niños.
"Los niños perdidos" es un viaje visual al corazón de una infancia interrumpida, donde lo etéreo y lo real se encuentran con la inocencia. Este proyecto fotográfico nació de la necesidad de explorar la memoria de los niños que dejaron de serlo a muy temprana edad tras el impacto de la ausencia.
La esencia de estos espíritus infantiles es que, a pesar de su naturaleza espectral, mantienen la pureza de la niñez. Cada imagen es un eco de risas que se perdieron y de sueños no cumplidos, que resuenan en la penumbra del bosque. Las cuatro fotografías están impregnadas de una inquietante melancolía que refleja la nostalgia de un pasado que nunca pudo ser.
“Los niños perdidos” , con sus figuras difuminadas y su luz, representan no solo la pérdida de la inocencia, sino también la persistencia de aquellos recuerdos que se niegan a desvanecerse. En sus juegos, se manifiesta la infancia que nos robaron a quienes tuvimos que crecer siendo niños porque la vida nos lo puso difícil.
La elección del bosque como escenario no es accidental. Este entorno natural, cargado de simbolismo y misterio, actúa como un refugio para estos espíritus errantes. La oscuridad de lo más profundo del bosque crea un ambiente lúgubre, casi siniestro, donde el tiempo se detuvo. Es en este espacio liminal donde los niños perdidos encuentran su hogar eterno, un lugar donde la realidad y la fantasía se entrelazan.
Con este proyecto invito al espectador a explorar en profundidad la pérdida y la resiliencia a través de estos niños perdidos que tan solo querían una inocencia que les fue arrebatada.
“Los niños perdidos” es un homenaje a las infancias robadas.

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